Fusione su pyme familiar para conquistar nuevos mercados

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Una de las fórmulas para crear compañías competitivas es la concentración sectorial, un escenario al que se deben adaptar las empresas para retener el talento y ganar clientes.

Los empresarios que durante años dirigen un negocio con éxito aprenden que las compañías se comportan igual que los organismos vivos, adaptándose al entorno que les rodea para sobrevivir. Por eso, aunque los propietarios de pequeñas y medianas compañías suelen mostrase reacios a ceder el control de sus empresas, la realidad, en muchas ocasiones, les obliga a hacerlo.»La mezcla de globalización y digitalización ha provocado la creación de un nuevo escenario empresarial, en el que las compañías familiares tienen que asumir el reto de crecer para ser competitivas, retener talento y atender a clientes, que se hacen globales», señala Manuel Bermejo, profesor de IE.

En este contexto, las fusiones entre empresas se presentan como una opción que abre muchas posibilidades a las pymes familiares. «Las razones son varias y están relacionadas», señala Ricard Agustín, de Family Business Solutions. Por un lado, al unir dos compañías, aumenta el tamaño crítico del nuevo organismo. Una situación que permite ganar competitividad en mercados maduros -normalmente dominados por multinacionales- a los que una pyme en solitario jamás podría hacer frente.

Evitar a la competencia

Al aumentar su potencial, el negocio tendrá acceso a más recursos financieros, lo que aumentará el valor de la compañía. «Esto es especialmente interesante para evitar que un competidor tome el control de la empresa», afirma Agustín. El experto señala que, tras la fusión, el reparto accionarial quedará más diluido, por lo que «será más difícil que una parte de la familia pueda ceder su parte del negocio a la competencia».

Ahora bien, aunque las fusiones pueden ser una gran oportunidad, los expertos advierten de que es un proceso complejo y largo. Por eso, la manera en que se lleve a cabo la integración es fundamental:

  • Momento generacional. Al tratarse de empresas familiares, es posible que alguno de los propietarios no esté de acuerdo con la fusión. Por eso es importante realizar un ejercicio de transparencia y psicología. Se trata de hacer ver de forma clara a todos los accionistas que, aunque suponga una renuncia a parte del control, la integración es una opción para el futuro de la compañía familiar. Además, no es comparable el modo en cómo se afronta el proceso si se trata de compañías lideradas por generaciones tempranas o si son empresas más longevas y profesionalizadas las que lo llevan a cabo.
  • Identificación del socio. «Si el primer contacto lo realiza algún representante de la propiedad es porque tiene muy claro los motivos de integrarse con otra compañía», explica Agustín. Por ejemplo, puede tratarse de un competidor que tiene una presencia muy fuerte en un mercado interesante para la compañía y al que todavía no ha conseguido acceder. En cualquier caso, una vez iniciados los contactos es fundamental que los responsables de las empresas firmen una carta de intenciones y confidencialidad. Este documento ratifica que ambas compañías se toman la fusión en serio, ya que se trata de un proceso en el que se maneja mucha información de un competidor, por lo que deben respetarse y no utilizarlo para atacarse. Una vez firmada la carta, es el momento de valorar ambas empresas, un proceso complejo, de due diligence, en el que será fundamental la ayuda de asesores externos.

Cómo valorar las compañías

En los procesos de integración entre compañías se debe contar con asesores externos que valoren los activos de cada una de las empresas de forma imparcial. Se trata de determinar la ecuación de canje, para la que hay que tener en cuenta desde los resultados, hasta la deuda, el valor de la marca o los equipos humanos.

Así, es necesario prever muy bien los recursos que se necesitarán en el caso de adquirir una compañía con dificultades. Tomarse tiempo para analizar cuentas y balances y, sobre todo, contratar un experto independiente para realizar y valorar un plan de negocio es clave.

Además, en el diseño del nuevo grupo es importante contar con un tercer socio. En algunos casos puede tratarse de la banca acreedora. Las entidades financieras pueden aportar los recursos que se necesitan para completar el proceso, ya sea desde el punto de vista de una ampliación de capital -un papel en el que también podría participar un fondo de inversión- o de la estructura de la deuda de la compañía resultante.

Guía práctica

  • Motivo. Las integraciones sólo tienen sentido si forman parte de una estrategia previamente definida por los accionistas de la pyme familiar.
  • ‘Business plan’. Para evitar problemas de confianza, es aconsejable contar con asesoramiento independiente en la elaboración y evaluación del plan de negocio.
  • ‘Due diligence’. Es necesario asegurarse en el proceso de análisis de la otra compañía de que no existen lagunas financieras ni deudas ocultas.
  • Valoración. A la hora de valorar una empresa, hay que tener en cuenta desde los flujos de caja presentes y futuros, hasta el potencial de intangibles como la marca.
  • Poder. En función de la valoración, se reparte el capital social de la nueva compañía.
  • Gestores. Las fusiones entre iguales no existen, pero eso no significa que el accionista minoritario tenga que salir del grupo. si es un buen gestor.

Fuente: Expansión

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